La era de la automatización también ha llegado a las gasolineras. La aparición de las denominadas estaciones de servicio fantasma pone en peligro más de 3.500 empleos en las Islas, y más de 30.000 en toda España.
Se trata de un nuevo modelo de negocio que obedece a la idea europea de liberalizar la actividad económica y que consiste en la instalación de surtidores de combustible automatizados, sin personal a cargo, donde el cliente se sirve la gasolina y paga a través de un cajero (con tarjeta bancaria o billetes). En la actualidad, ya existen algunas gasolineras en las que de manera permanente o solo en horario nocturno el usuario tiene que dispensarse él mismo el carburante, pero el pago lo hace en caja.
Este tipo de gasolineras también son conocidas como estaciones de bajo coste, ya que al no necesitar empleados, lo más normal es que el precio del carburante también baje. En este sentido, el presidente de la Federación de Empresas del Metal y Nuevas Tecnologías de Santa Cruz de Tenerife (Femete), Alberto Villalobos, explicó que, desde el punto de vista del consumidor es “más cómodo” una gasolinera de este tipo porque, al final, el carburante es más barato, pero se pregunto: “¿Y si el cajero se queda con la tarjeta?, ¿Si no hay combustible? o, lo peor, ¿si hay algún derrame?”
Los consumidores deben tener una persona a la que dirigirse para solucionar cualquier posible problema, incidente o conflicto, porque en caso contrario se estará causando otro perjuicio a sus derechos y una falta de responsabilidad por parte de la compañía que opera”. Además, las personas con algún tipo de discapacidad que quieran repostar no tendrán las mismas posibilidades siendo un “claro perjuicio, por no hablar de sus derechos”. A todo esto, “hay que unir el hecho de que Canarias no está para perder más empleo”. De hecho, la apertura de este modelo de negocio lleva al cierre de entre dos y tres gasolineras convencionales.