Solo el 26,3% de los canarios, alrededor de uno de cada
cuatro, están completamente integrados en la sociedad. Solo uno de cada
cuatro escapa, por tanto, de todas las manifestaciones de la precariedad
social. En otras palabras, tan solo ese tiene una vivienda digna, un
empleo estable, acceso a la sanidad, a la educación... Para entender la
gravedad de este dato basta con agregar que en ninguna otra de las comunidades autónomas hay un porcentaje tan bajo de personas sin problemas de índole social, según información de la Fundación para el Fomento de Estudios Sociales y de Sociología Aplicada (Foessa). De hecho, quienes pueden vivir con desahogo representan en todas las demás regiones al menos el 30% de la ciudadanía.
Al margen de ese 26,3% de Canarias, en los extremos están el 30,5% de
Extremadura y el prácticamente 50% de Castilla y León. De modo que la
mitad de los castellano-leoneses están totalmente integrados, mientras
que solo lo está uno de cada cuatro canarios.
Los porcentajes de exclusión social en el Archipiélago figuran así entre los más altos del país.
Los datos de la Fundación Foessa permiten dividir el conjunto de
personas que se encuentran en situación de exclusión en dos grupos: el
de aquellas personas que sufren una exclusión «moderada» y el de
aquellas otras que están en graves problemas (exclusión «severa»). En
Canarias, el 17,6% de la población está en esa exclusión «moderada», un tanto por ciento que solo empeora Extremadura: 18,2%. Quienes han caído en la desgracia de la exclusión grave o «severa» son el 11%
(exactamente el 10,9), porcentaje este que es más preocupante si cabe
en Baleares (11,7%), Andalucía (13,1) y la Comunidad Valenciana (15,3).
En consecuencia, los canarios en situación de exclusión social, con independencia de la mayor o menor gravedad de sus casos, suponen el 28,6% de la población de las Islas, es decir, más de 600.000 personas de acuerdo con las últimas estadísticas. Solo la Comunidad Valenciana tiene más población en estas circunstancias, un 32%.
Hay entonces un 28,6% de los ciudadanos del Archipiélago
que están en exclusión y otro 26,3% que pueden vivir con desahogo. Y qué
ocurre con el 45,1% restante, esto es, con la mayor parte de la
sociedad canaria. Pues ocurre que se encuentran en una situación de integración «precaria». Son personas que constituyen el grueso de la población
y que se consideran socialmente integradas, pero que, sin embargo,
tienen problemas, por ejemplo, para encontrar un empleo estable y
convenientemente retribuido.
Hogares
El análisis de la situación social de la región tampoco da
lugar a perspectivas positivas si se hace sobre la base de los datos de
los hogares. No en vano, más del 26% de las familias de las Islas están en situación de exclusión. De estas, cerca del 10% (exactamente el 9,9%) sufren graves problemas de exclusión; el resto, el 16,2%, están en esa exclusión «moderada».
También figuran estos tres porcentajes entre los peores del país junto
con los de territorios como Baleares y la Comunidad Valenciana.
En cuanto a los hogares integrados en la sociedad, hay que
hacer de nuevo una distinción entre los que están completamente
integrados y los que tienen carencias, aunque sean estas carencias no lo
suficientemente importantes como para que la familia caiga en la
exclusión. Los primeros, los que no sufren dificultad alguna de índole
social (empleo, vivienda...), son apenas el 29% de los hogares,
otra vez el peor tanto por ciento de todas las comunidades autónomas
(en Galicia son el 49% y en Castilla y León, casi el 48). Los que están
en esa integración «precaria» son el 44,8%, la mayoría de las familias.