(...) El próximo 22 de mayo el presidente de La Caixa, Isidro Fainé, someterá a votación los nuevos estatutos de la entidad con el objeto de adecuarse a la normativa europea y a las decisiones que en su día tomó Zapatero sobre la desaparición de las Cajas. Ese día no es una fecha cualquiera. El tercer banco del país, el primero de Cataluña, una de las primeras empresas de la Nación, dueña de un músculo financiero colosal dentro de Repsol, Telefónica, Abertis y Aguas de Barcelona, entre otras, empresas de las que es el principal accionista, alguien que contribuye como pocos a la riqueza de España y Cataluña…, se convertirá en fundación dependiente del Ministerio de Economía y cambiará su domicilio social fuera de la comunidad que preside Artur Mas. Ya no se vinculará más a la clase política catalana.
La Caixa se reafirma en su identidad española y catalana, junta e indivisible, completamente al margen de veleidades separatistas. El hecho ocurrirá tres días antes de las Europeas y será como un tiro en la sien que explotará en la cabeza de los independentistas. Los obligará a reflexionar y a considerar lo que puede suceder con el resto del empresariado catalán, cuya columna vertebral se reunió con Rajoy esta semana en un canto sólido contra la secesión. La Caixa cuenta con 13,6 millones de clientes en todo el Estado y da empleo a 33.000 personas de 60 nacionalidades diferentes. En el Archipiélago controla el 35% del mercado después de la absorción de Banca Cívica y CajaCanarias. Por eso insisto: ¿qué hace CC en alianza con el independentismo vasco y catalán?