Laura Sánchez
Al escribir unas líneas sobre ti solo me viene a la cabeza una
palabra: ¡Gracias!
Ya hace una semana que
marchaste a la casa del Padre, y seguro que desde allí intercedes
por tu familia y todos nosotros.
Estos días me contaba
una amiga que su vecina había muerto sola y que nadie se dio cuenta
hasta pasados quince días, la señora tenía familia e hijos. Y yo
pensé en ti, en lo afortunados que hemos sido los que te hemos
conocido. Tú no estabas sola, marchaste rodeada de los tuyos. Pienso
que uno recoge lo que siembra, y tú querida Nena solo pudiste
recoger amor.
De nuevo… Gracias
Repasando estos años en
los que te he conocido, más de quince, me he quedado con tres cosas:
-Tu matrimonio… seguro
que sin pretenderlo han sido ejemplo de alegría, paciencia,
fidelidad, renuncia… Resuena en mi cabeza tu imagen llamando a
Juan: ¡Que amor desprendían tus ojos!
-Tus hijos… seis, ni más
ni menos (y diez nietos ya). Hoy muchos te hubieran tachado de loca.
Ellos mejor que yo han sido testigos de tu amor y ternura, pero a mí
me interroga y maravilla tu vida de sacrificio y esfuerzo para
sacarlos hacia delante… Resuena en mi cabeza tu imagen en la cocina
poniéndoles a comer a “los chicos”: ¡Con la alegría que solo
puede ser fruto del amor!
-Tu casa… siempre
abierta a todo el mundo, hasta en el sentido literal. En tu casa
siempre había sitio para uno más, nunca faltó un plato de comida,
un buchito de café o una cama si era necesario…. Resuena en mi
cabeza tu imagen gritando “adelante” cuando se entraba: ¡Siempre
con una sonrisa que acogía!
Acabo como empecé:
¡Gracias Nena!
Descansa en paz.