J.A.M.
Para encontrarlos hay que buscarlos, y eso no parece cosa de políticos. No están escondidos sino que, simplemente, es el sitio que los mantiene resguardados y que han elegido como su hogar provisional. Para llegar al lugar, en la espalda del hotel Escuela, hay que "patear" entre callaos, piedras, arena y algo de escombro del cauce del barranco de Santos. ¿Quiénes les ayudan? "La administración, no, desde luego, porque por aquí no han estado". Ahí solo llegan quienes entienden que están en una situación "algo mejor": los okupas del Viera y Clavijo. Son estos quienes les llevan alimentos de los que ellos reciben de las ONG. Y ahora, también Ayuda a las Familias Chicharreras les entrega lotes de comida procedentes del Banco de Alimentos.
Argentinos, rumanos, italianos, peninsulares, canarios, africanos... "Esto parece la ONU". Se esconden, se ocultan. Comen en "el comedor de las monjitas", obtienen el agua que ingieren o con la que se asean de la cancha de pádel situada en las cercanías o del Albergue municipal, sitio que abandonó alguno de los habitantes de estas cuevas "porque aquí duermo en condiciones mejores". Se alumbran con velas, escuchan la radio y cocinan en una cocinilla alimentada con un bote de gas. "La vida se detiene aquí a las nueve de la noche".
Uno de estos moradores estuvo 8 años por la Península y recaló en Santa Cruz, donde llegó a trabajar como autónomo. La crisis lo llevó al barranco de Santos porque "no me alcanza para pagar un piso compartido". Pero lo tiene claro: "Si me sale un trabajo, me quedo aquí. A mi país (Argentina) retornaré si no hay más remedio".
Óscar vivió 30 años en Alemania, pero es un salmantino cuya casa, desde hace un mes, son unas paredes de cartón que resguardan una oquedad en la que hay un colchón, ropa apilada y poco más. "Estuve cinco días en el albergue, pero me obligaron a dormir sentado en una silla". Hace tres años que no tiene empleo, ni siquiera en la hostelería, su "medio natural de vida". Aún así, este hombre dice que "es comprensible que le den el trabajo a personas con familia y que no nos ayuden, con la economía como está". Su despedida lo define: "Ánimo, ánimo".