NATALIA TORRES | Santa Cruz de Tenerife
El análisis no puede ser más demoledor. Los vecinos de Santa Cruz de Tenerife han seguido la senda del empobrecimiento iniciada con esta crisis económica y que ha llevado a que casi 20.000 personas se incorporen como nuevos usuarios a los servicios sociales de la capital desde 2011. Así lo constata el Instituto Municipal de Atención Social (IMAS) en el análisis realizado para la elaboración del Plan Estratégico de los Servicios Sociales para los próximos cuatro años y en el que se indica que la pobreza en la capital sigue manteniendo la tendencia de los últimos años en el que continúa teniendo “rostro de mujer”, para, seguidamente afectar a hombres y mujeres entre los 25 y los 45 años como consecuencia de la ausencia de un empleo y resulta “especialmente significativa en los jóvenes menores de 16 años (uno de cada cuatro menores)”. También afecta a los mayores de 45 años, destaca el IMAS, entre los que se da “un aumento importante de personas sin hogar”.
Las cifras ofrecidas por Asuntos Sociales en lo que a la situación de los menores se refiere, ofrecen un panorama preocupante ya que, en casi todos los distritos, existe un mayor índice de menores en desprotección en los rangos de segunda infancia (entre 5 y 9 años) y el rango que le sigue, de preadolescencia de 10 a 14 años. En cuanto a la localización de estos menores en riesgo, el mayor índice porcentual se encuentra en el Distrito Suroeste y le sigue, en orden decreciente, el Distrito Ofra- Costa Sur, Salud- La Salle, Centro- Ifara y Anaga. El análisis del IMAS, basado en sus propios datos, refleja que los vecinos que han accedido por primera vez a los servicios sociales en los últimos tres años lo han hecho en su mayor parte por motivos económicos. Así, el 56,40% del total de las demandas tienen que ver con la cobertura de necesidades básicas de la familia. Durante los primeros nueve meses de 2013 se solicitaron 10.043 prestaciones económicas y de ellas 8.916 (el 88,77%) correspondían a necesidades básicas (agua, luz, alimentos y alquileres).
La mayor dificultad que presentan las personas usuarias de los servicios sociales, detalla el IMAS, es la ausencia de empleo, el mantenimiento de uno precario (los denominados trabajadores pobres) o de ingresos económicos que se agotan tras la finalización de los subsidios y prestaciones por desempleo.
Estas situaciones agravadas por su permanencia en el tiempo están provocando el aumento de la denominada “alta exclusión social” que lleva a vivir en la calle o infraviviendas.