miércoles, 24 de julio de 2013
INDARA VIERA Y CARMELO SAAVEDRA / Pareja con un hijo con más de tres años en paro «Si no vendo un riñón es porque mi hijo puede necesitarlo»
Carmelo, de 32 años, e Indara, de 24, están al borde de la
desesperación. Llevan años sin ingresos. «Ya tenía decidido vender un
riñón, pero si me he echado para atrás es porque tengo un hijo de 11
años con síndrome de Asperger que encima padece de nefrocalcinosis y
puede necesitar que yo le done uno». Quien habla es Carmelo, peluquero
en paro desde hace tres años. Su pareja, Indara, no está mejor. Ha sido
de todo, desde camarera a dependienta textil, y sin embargo no logra
curro desde 2010. «Siento una impotencia... si hasta tengo una úlcera
por los nervios...». No termina la frase. El llanto ahoga su voz y
resquebraja la entereza con la que estaba intentando transmitir el drama
que sufren pese a su juventud. «A veces me entran ganas de gritar,
porque no sé qué hacer, pero no puedo perder la esperanza, nuestro hijo
nos necesita». Tiene 3 años y es el que tienen en común. Gracias a las
monjas come todos los días en el comedor del cole. El otro hijo, que no
vive con ellos, es fruto de una relación anterior de Carmelo, que
asegura que la madre del niño no se lo deja ver porque por su situación
económica no puede pasarle la manutención. Ayer acudieron una vez más,
una de tantas, a las oficinas del INEM en Telde. Fueron a gestionar
papeles para poder seguir recibiendo ayudas alimentarias. Viven de lo
que les dan sus padres y de los alimentos que les pasan Cáritas y dos
asociaciones benéficas más de Jinámar. Ocuparon una casa vacía en el
bajo de un bloque de pisos en 2008 y gracias a eso tienen un techo donde
vivir. Ahora aspiran con la nueva ley a que les sea adjudicada de forma
definitiva. Pero también Indara ha solicitado la PCI. «La pedí en
octubre de 2012 y nadie me ha contestado, y, sin embargo, sé de gente
que la necesita menos que yo y que ya la tienen concedida». Si se la
otorgan, se garantizaría un salario fijo y una oportunidad para
formarse. Su sueño, depender de sí misma.