Nos dice al comienzo de dicho artículo:
"Los noticias su suceden a tal velocidad que en menos que canta un gallo nos olvidamos de ellas, las sustituimos por otras y no nos da tiempo ni a reparar en la evidencia de que algunas causan un inmenso dolor; noticias detrás de las cuales hay seres humanos a los que una breve nota, cierta o no, les sacude la vida. Pero nosotros, todos, pasamos página y a veces dejamos en la cuneta a los protagonistas. Son víctimas de nuestras prisas, de la presión en la que se trabaja pero a las que nunca pedimos perdón y no estaría mal que alguna vez reconociéramos que en esta profesión ha habido errores clamorosos que casi nunca se reparan. Ha ocurrido estos días con el “Caso Pastrana”, ¿no lo recuerdan?, seguro que no y me lo temía. Hablo de la muerte de una niña de 7 años en Arona, Tenerife, en el 2009 del que fue acusado sin pruebas el compañero sentimental de su madre con el cual algunos medios se ensañaron sin piedad. Dos años y pico después, hace apenas una semana, se ha sabido que la pequeña murió como consecuencia del golpe que recibió tres días antes de su fallecimiento jugando en un columpio. Así lo entienden los forenses del Instituto de Medicina Legal de Las Palmas de Gran Canaria, al igual que sus colegas de Tenerife cuando llevaron a cabo la autopsia de la pequeña. Es decir que ha quedado demostrado que Sergio Pastrana el acusado mediático, ni golpeó, ni violó, ni maltrató a Aitana pero hasta llegar a esta verdad el joven ha sido víctima de un linchamiento sin precedentes en Canarias con imágenes que nos devolvía a un chico desolado, esposado, mirando al suelo, tapándose el rostro con un jersey mientras era increpado por una ciudadanía indignada porque “es el asesino de la niña”. Lo habían leído, la habían escuchado, lo habían visto".
Y termina dicho artículo:
"Pero se equivocaron; era y es inocente de manera que yo, que no recuerdo haber escrito una palabra sobre el “caso Pastrana”, le pido perdón en nombre de una profesión que demasiadas veces pierde el tino".