Hoy en el aniversario de tu muerte, viejo, te quiero escribir unas palabras de agradecimiento en nombre de muchos que te conocimos y para los que no pasaste desapercibido por nuestras vidas.
Querido viejo, tú que estás con otros militantes y con el Padre, quiero darte las gracias por lo que has significado en nuestras vidas, que con tu sensibilidad nos llevaste por el camino de intentar ser persona cada día un poco más. Siempre buscabas las palabras adecuadas en cada momento para cualquier persona que la necesitara y te pidiera consejo.
Yo qué te voy a decir ahora que tú no sepas, solamente te puedo dar las gracias y pedirte perdón por no haberme aprovechado más de ti mientras estabas vivo. Lo que soy o mi ideal de vida se lo debo a personas como tú que en los demás veían a Cristo Crucificado.
Hoy en el aniversario de tu muerte muchos de tus amigos estarán el las calles de Pamplona dando un grito de solidaridad por los últimos de la tierra, seguro que te tendrán presente toda la jornada y tú mi viejo amigo reza por ellos para que el grito sea más fuerte.
Un fuerte abrazo, viejo.
Ángel.