DAVID OJEDA
Las Palmas no quiere que baje el Tenerife. Esa frase, ofensiva quizá para el aficionado más radical, es dogma en el chalé de Pío XII. Fuentes de la entidad analizan las secuelas del virtual descenso blanquiazul y lo cuantifican, literalmente, «como la mitad de la temporada» en términos económicos.El consejo de administración de la Unión Deportiva es pragmático cuando se pone sobre la mesa el posible descenso del Tenerife a Segunda B. Reconocida la enconada confrontación deportiva entre las dos entidades deportivas más relevantes del Archipiélago, las valoraciones económicas descartan cualquier deseo de mal ajeno al eterno rival. La cifra lo dice todo: 600.000 euros, un dato que en la entidad se valora como «la mitad de la temporada». «No nos beneficia para nada que ellos se encuentren en esa situación», dice Nicolás Ortega, vicepresidente del representativo.
El principal detalle que se exponen en Las Palmas es la taquilla. No hay otro evento ahora mismo dentro del contexto actual de la Unión Deportiva en el fútbol profesional que suponga un ingreso de efectivo al que rodea a los derbis. Incluso esta temporada, la hipotética posibilidad de que el Tenerife esté descendido cuando ambos se midan en el Estadio de Gran Canaria en la jornada de clausura del calendario, tiene el suficiente morbo como para que en el club se estime como una fuente de ingresos interesante.
Pero no solo en taquilla está cuantificado el lastre que supondría para el presupuesto de Las Palmas que el Tenerife saliera por la de atrás del fútbol profesional. En el club se habla de la pérdida de un aliado, de una entidad amiga a la hora de hacer frente común ante patrocinadores, pero, sobre todo, instituciones para exigir derechos y negociar subvenciones y patrocinios.