Era normal que el problema Norte-Sur apareciera en los primeros puntos del programa y se multiplicaran las actividades en torno a él. Se creó el centro de Solidaridad Guillermo Rovirosa, se impulsaron campañas y movilizaciones humanitarias y de solidaridad con la participación de importantes sectores de la ciudadanía.
Otro hito fue la creación del ESPAL, un festival de cultura y música solidaria de una semana de duración en torno al tema Norte-Sur con figuras musicales del Sur de primerísima fila.
¡La solidaridad no tiene fronteras! En cierta ocasión los jóvenes de una asociación de vecinos hiceron un mural-pintada con una frase de moda: ¡Piensa globlamente, actúa localmente! Completamente consternados tuvieron que escuchar decir al alcalde de su LOCALIDAD que aquello no era cierto. Que la mirada solidaria exige la acción solidaria… Aquellas reflexiones debieron hacerles pensar porque – de hecho – la borraron. Otra de las iniciativas que llamaron la atención fue que en Santa Lucía se puso en marcha el primer centro de refugiados políticos de España. La entonces ministra socialista Cristina Alberdi y Juan María Bandrés acudieron a la inauguración y mostraron públicamente su admiración por las tareas solidarias de Santa Lucía. En el discurso se sorprendieron al oír que una de las causas de los refugiados políticos era la pobreza estructural generada por un sistema imperialista que era sostenido, entre otros, por los partidos a los que pertenecían.
Años después desde la más alta instancia del centro comercial Atlántico (que él mismo había autorizado) se le hace llegar la idea de quitar el centro de solidaridad con los inmigrantes del paseo que conduce al centro comercial. La respuesta fue contundente: ¡Llevate tú el centro comercial a otro sitio!