sábado, 13 de marzo de 2010
PLATANOS Y BANANAS
NO ES QUE LA BANANA SE COMA AL PLATANO... la realidad es que -queramos o no- vivimos en un mundo globalizado. Solidaria o insolidaria pero no hay vida humana hoy que no sea mundial. El precio de la banana se basa en los salarios de explotación en el Tercer Mundo. Esos salarios que parecen no importarnos cuando nos compramos unas zapatillas deportivas, comemos pescado congelado, o ponemos los pisos de las calles comerciales con piedras traídas de China. No bastará con tirar el 13% de la producción en La Palma, ni con regalar plátanos en Madrid, ni con aumentar la subvención europea, ni con el incremento de aranceles. Parecerá una utopía pero no hay más solución que salarios justos para los obreros del Tercer Mundo. Y del Primero. Y salarios justos también para los millonarios. Justos es según su trabajo, y no según su capital.