JAVIER DURÁN
El Gobierno de Paulino Rivero no tiene vergüenza y se lanza a emular a Cáritas, a los párrocos que ayudan a los pobres, a los bancos de alimentos de organizaciones varias sin afán de lucro. En una medida populista sin precedentes parece ser que inventa para los comestibles de los estantes de las grandes superficies la siguiente etiqueta: "Es para el Ejecutivo, le falta un minuto para caducar, llévelo al intestino lo más rápido posible..." Yo no lo acabo de entender: la requisa solidaria entre los operadores no le va a costar un euro a nadie, y entonces cabe preguntarse qué género es el que va a repartir el Gobierno entre la ciudadanía necesitada. ¿Está caducado? ¿Es de los que se salen de consumir preferentemente antes? ¿Es de los que les asoman los hongos? ¿Es de los que están a punto de llegar al contenedor de basura? ¿Es algún que otro bote que se reventó por el camino? Nadie está para regalar lo que se puede vender. Tenemos derecho a saber el estatus sanitario de los productos que la orden caritativa del Gobierno, no sabemos si con renuncia a los votos más urbanos, piensa colocar para acallar los gritos más estridentes de la crisis económica.