Luisa del Rosario
Canarias cuenta con 110.000 parados, casi 24.000 personas esperan una operación quirúrgica y otros 665.000 viven por debajo del umbral de la pobreza. Lejos de interesarse por estos temas menores, el último chiste de nuestros políticos profesionales ha sido liarla con el Estatuto de Autonomía, del que dicen que de no aprobarse nos pondría en la senda del independentismo.
Si no fuera por lo macabro, la ocurrencia tiene todo el aspecto de ser la última broma de quienes pretenden ocultar su propia incompetencia bajo una inexistente preocupación social. O lo que es todavía peor: la última estrategia para mantener a los ciudadanos entretenidos hasta la próxima cita electoral.
No es necesario particularizar en el nacionalismo un problema que afecta ya a todo nuestro sistema político. Cualquiera puede hacer la razonable suposición, a tenor de lo que se ve en otros lugares, que de haber estado gobernados en la última década por el PSC o por el PP las cifras no hubiesen sido demasiado diferentes. Y es que cabe preguntarse si para los retos que hoy tiene planteados nuestra sociedad nos siguen sirviendo estos políticos de vieja escuela, más preocupados por que los medios de comunicación recojan bien la frase ocurrente que llevan días preparando, que por la situación de extrema pobreza y olvido en la que viven tantas personas. La frivolidad se ha convertido en una de las señas de identidad de estos políticos profesionales. Canarias cuenta con 110.000 parados, casi 24.000 personas esperan una operación quirúrgica y otros 665.000 viven por debajo del umbral de la pobreza. Una estrategia tan buena como cualquier es repetir esta frase como la tabla del ocho. Hasta que se la aprendan de memoria. A ver si al menos por agotamiento conseguimos que se pongan a la altura de la sociedad en la que viven.