jueves, 29 de noviembre de 2007
MISSES Y DINERO DEL CONTRIBUYENTE
TERESA CÁRDENES En medio de los singulares episodios que vive internamente el equipo de gobierno del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, tal vez pueda considerarse una nimiedad que el consistorio gobernado por los socialistas haya gastado cerca de sesenta mil euros en la cofinanciación del concurso de Miss Las Palmas en el parque de Santa Catalina. La pregunta es si puede considerarse procedente o no que un Ayuntamiento gaste un solo euro de dinero de los ciudadanos en el patrocinio de una manifestación tan casposa de la instrumentalización de las mujeres como supuesto elemento promocional de la ciudad.Ignoro si la playa de Las Canteras es más popular o no entre los ciudadanos peninsulares después de que las candidatas a misses aparecieran en el capítulo del tiempo de un informativo televisivo nacional bañándose en la playa en pleno mes de noviembre. Pero, si de lo que se trata es de publicitar las bondades de la meteorología y de esta magnífica playa como destino turístico ante los peninsulares, estoy segura de que pueden encontrarse muchas otras vías que no pasen por los escotes y las caderas de estas chicas.Desisto deliberadamente de entrar en el debate sobre la bondad o no de un modelo de concurso cuyas condiciones consienten mujeres que han traspasado la mayoría de edad y son muy libres por tanto para decidir qué hacen con sus cuerpos y con sus cerebros. Pero una cosa es respetar la libertad de cada cual para administrar o explotar sus dotes físicas, y otra muy distinta dar por bueno que ese tipo de circo merece un solo euro de financiación pública cuando, además, no reportan ni un solo beneficio en términos de interés común.Sesenta mil euros se pueden considerar mucho, o muy poco, dependiendo del tipo de tarea municipal que se pretenda financiar con ellos. Es probable que sea muy poco si se comparan con los gastos que genera un Carnaval, un Womad o un Festival de Cine. El problema es que, a cambio, su interés cultural no sólo es nulo, sino que para remate no ayudan sino al reforzamiento de un estereotipo femenino que sólo valora el envoltorio y desprecia el contenido.