CAMILO SÁNCHEZ Llegó Camilo pronto a la madurez por haber asumido responsabilidades a edades muy tempranas. Su vida fue intensa y llena de iniciativas. Con 15 años ya se encontraba en los equipos promotores de asociaciones de carácter sociopolítico y cultural. Desde las primeras acciones con los jóvenes del barrio, su labor en las asociaciones de vecinos y sindicales en los años 70 hasta su última etapa en los partidos y en la vida política institucional siempre jugó un importante papel dinamizador y responsable. En las primeras elecciones municipales aparece en las listas electorales de su municipio con 23 años y pasó a ser el primer teniente de alcalde de su ciudad lo que le convirtió en uno de los responsables políticos más jóvenes de Canarias y de España. No hay promoción sin cultivar la responsabilidad. Sus amigos destacan de camilo su predisposición para asumir responsabilidades sin reservas. Especialmente cuando ello supusiera afrontar tareas no especialmente agradables o que implicaron pasar a un segundo plano cuando ello fuera necesario. Quizás el hecho de amistad que más destacan sus cercanos fue esta disponibilidad ofrecida por Camilo a pesar de las molestias y disgustos que ello le acarreó en su vida. La fama que se granjeó la asumía en razón de servicio y trabajo en equipo. Dotado de una notable inteligencia natural imprimía carácter y entrega en todo lo que llevaba a cabo. Llamaba la atención su fortaleza y la energía con la que acometía las tareas. Nunca bajaba la guardia. Ni jugando a las cartas se relajaba. Luchaba hasta la última carta. La vida de Camilo fue una permanente lucha contra la mediocridad que le amenazaba, como nos ocurre a todos. Detestaba la improvisación. Era muy previsor y meticuloso. Una muestra del rigor con el que trabajaba lo tenemos en la gestión económica del ayuntamiento en el que sirvió. Siendo concejal de hacienda, sus compañeros lo recuerdan cómo, cuando tocaba el pleno para aprobar los presupuestos que podía alcanzar varios miles de millones, discutía hasta la última peseta. Nada se le escapaba. Esa mentalidad la trasladaba a todos los planos de su vida. Consecuencia lógica de aquello era su carácter exigente. Quines trabajaron a su lado recuerdan la acusación permanente que suponía su capacidad de trabajo. Empezaba su jornada de trabajo muy temprano para acabar a las diez o a las doce de la noche. Cuando a los 15 años empieza su vida militante en los barrios, quines se iniciaron con él recuerdan los sacrificios y caminatas que había que hacer para acudir a las reuniones de militantes. Sorteando todo tipo de obstáculos y dedicando las horas del descanso a las reuniones de militantes, aunque hubiera que caminar varias horas por la noche. Así se forjó una vida de intenso trabajo y dedicación. A Camilo hay que definirlo insistentemente en torno a una sola idea: el deseo de ser militante cristiano. Eso fue lo más importante en su vida y aspiraba a que fuera lo único importante. Sus frecuentes reflexiones acerca de la política como servicio y del hombre político como hombre moral tenía su fe como telón de fondo. Sólo siendo militante se explica su contundencia y sus realizaciones. Sólo a un militante se le puede ocurrir devolver los dos millones de pesetas que un consejero del cabildo de su propio partido le ofreció para el programa cultural del municipio. La última prueba de su vida, la enfermedad que le provocó la muerte, evidenció su talante militante. Dio un enfoque creyente ante la enfermedad. Es verdad. Y sin embargo hay que decir que vivió la enfermedad como un creyente militante. Esto no significa que fuera un "supercreyente". Significa que hay creyentes que piden primero por su propia salud, hay creyentes que piden explicaciones a Dios, etc. camilo en esto era creyente-creyente, es decir, militante. Y eso en todo. En medio d ela enfermedad seguía preocupándose de los grandes problemas de la humanidad. Y asi vivió incluso la muerte. Los últimos días de la vida de camilo nos evidencian que el dolor ensancha el alma y que la esperanza vence a la desesperación. Que la resignación frente a los problemas de los demás es una canallada y que la fortaleza y el encajar los aconteceres de la vida con fortaleza es la virtud de los luchadores.
SU CARTA DE DESPEDIDA Queridos amigos y amigas: Iniciado ya el camino de mi último viaje, tras la visita inevitable de la muerte, quisiera que esta despedida fuera como un fuerte abrazo. Me voy con la satisfacción de haber podido trabajar junto a todos ustedes, tanta gente de dentro y fuera del municipio, para mejorar nuestra ciudad. Siento que queda mucho trabajo por hacer, pero tengo la certeza de que todos, cada uno desde su responsa bilidad y su puesto en la comunidad, seguirá colabo rando en la tarea de hacer de Santa Lucía una ciudad más humana, donde todos sus habitantes puedan vivir con la dignidad que todo ser humano merece. Me voy también con la tristeza de dejar un mundo donde la mayoría de los seres humanos sigue sufriendo el hambre, las enferme dades evitables, las injusticias y la guerra...; un mundo donde el abismo entre ricos y empobre cidos se ha ido agigantando en este casi medio siglo que me ha tocado vivir. Pero parto también con la esperanza de que la acción transformadora del mundo está en marcha con muchos hombres y mujeres que en este tiempo he conocido. ¡Qué la lucha solidaria por los más empo brecidos de la Tierra siga siendo el referente y la luz que nos lleve en la senda al Padre, y el faro que oriente las mejores decisiones para nuestro mundo! Santa Lucía, 4 de Enero del año 2001, Camilo Sánchez Benítez.
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