La Campaña StopDerroche en la Avenida de Canrias de Vecindario en el XXi aniversario de Camilo Sánchez |
La Teología de la Liberación es una corriente teológica que comenzó en Iberoamérica después del Concilio Vaticano II y la Conferencia de Medellín (Colombia, 1968). Ya en la primera encíclica social, la Rerum Novarum (1891), del Papa León XIII, encontramos explícitamente afirmada la que hoy llamamos necesaria opción preferencial por los pobres: "Es hacia las clases desafortunadas hacia donde el corazón de Dios parece inclinarse más... Jesucristo abraza con una caridad más tierna a los pequeños y a los oprimidos" (R.N. 20,2). Lo mismo debe suceder con el comportamiento de los cristianos. La misión del Estado es la de asegurar particularmente la defensa de los débiles y oprimidos (R.N. 29,2). Es necesario denunciar "la miseria inmerecida" (R.N. 2,1) de la que los proletarios son hechos víctimas graves, y la Iglesia quiere dar su aporte para "resolver el problema social".
Con Juan XXIII, Pablo VI y el Concilio Vaticano II, los pobres del tercer mundo se tomaron en cuenta en la reflexión oficial de la Iglesia. La “opción preferencial por los pobres" se ha convertido en un verdadero motivo central de la actual enseñanza eclesial, al haber sido asumida plenamente por el Papa Francisco adoptando el nombre de Francisco de Asís, una de las figuras espirituales más importantes de la cristiandad, hijo de un rico comerciante que pasó a vivir bajo la más estricta pobreza y observancia de los Evangelios; y al proclamar que quiere una Iglesia pobre para los pobres, lo mismo que ha predicado el Obispo de Salvador Arnulfo Romero, que murió acribillado en el altar, para quien “es inconcebible que se llame a alguien cristiano y no tome como Cristo una opción preferencial por los pobres”. La iglesia ha seguido ese camino sobre todo con Cáritas, ejemplo de genuina opción preferencial por los pobres. Es evidente que la Iglesia, como toda organización humana, necesita medios económicos para cumplir su misión evangélica y apostólica, pero tiene que culminar su autofinanciación,-excepto los servicios y obras sociales que prestan abnegados religiosos y congregaciones religiosas, que deben gozar preferentemente de las subvenciones y ayudas del Estado,- ser transparente, y justificar los justos títulos con los que ha inscrito en el Registro de la Propiedad muchos bienes inmuebles, para hacer frente a críticas infundadas, y procurar la mayor austeridad en sus actos y en la vida de sus presbíteros, obispos y cardenales, como ha hecho el Papa Francisco.
Los que profesan la democracia cristiana tienen que dar ejemplo de la opción preferencial por los pobres ahora que ha reaparecido el Debate, para lo cual deben propagar el legado político y doctrinal social-cristiano del progresista ministro de Agricultura de la CEDA Giménez Fernandez, a quien le gustaba definirse como "un cristiano que quiere salvarse", que fue defenestrado por la ultraderecha de su partido, a los que llamó conservaduros. La socialdemocracia, que profeso políticamente, para tener apoyo electoral tiene que reducir mucho más las lacerantes desigualdades que asolan a la humanidad; y los nostálgicos del comunismo no deben olvidar que las revoluciones no han conseguido erradicar la pobreza y que, como ha dicho el Obispo Casaldáliga: “donde no hay libertad no puede haber justicia”, como “no hay libertad contra la libertad”, como sentenció Azaña. Como dijo Galdós: “No creo en los inmovilistas antediluvianos que matan a los pueblos por la esclerosis, ni en los revolucionarios de nuevo cuño, que aspiran a un cambio radical y violento de la política, pero matan a los pueblos por el mal de San Vito”, conocida enfermedad degenerativa. Willy Brandt, líder indiscutible de la socialdemocracia europea, le espetó a Honecker, que fuera presidente comunista de la Alemania del Este: “Entre nosotros hay una gran diferencia, usted quiere acabar con los ricos y yo lo que quiero es acabar con los pobres, pero si acabo con los que crean riqueza, se repartirá la miseria”.
El Obispo Helder Cámara nos enseñó que la “presión moral liberadora” es la única manera de evitar la violencia y el estado general de desesperación. También había dicho: “Si doy de comer a los pobres me dicen que soy un santo, pero si pregunto porque los pobres pasan hambre, me dicen que soy comunista”. “No basta con ser creyente, hay que ser creíble”, nos ha recordado el Obispo Casaldáliga. Pero para ser creíble hay que seguir el evangelio, fuente nutricia de la opción preferencial por los pobres: En el evangelio de San Mateo se dice que el joven rico dijo a Jesús: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿qué me queda por hacer? Cuando Jesús oyó esto, le dijo: Te falta todavía una cosa; vende todo lo que tienes y reparte entre los pobres, y tendrás tesoro en los cielos; y ven, sígueme. Pero al oír esto, se puso muy triste, pues era sumamente rico y se fue apenado”. El mismo evangelista (Mateo 19, 23-30), nos dice algo que los cristianos suelen olvidar, que dijo Jesús: “Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el reino de los cielos.” Se cuenta que un empresario editorial dijo a su secretaria que comprara todos los derechos de la Biblia y el Evangelio con la condición de que quitaran lo del camello y el ojo de una aguja. El evangelista San Pablo nos dice: «Pues conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, el cual, siendo rico, se hizo pobre por vosotros para enriqueceros con su pobreza» (2 Cor 8, 9).
“El mayor atentado contra la humanidad, cuya mayor parte sobrevive en vez de vivir, es el hambre en el mundo”, ha dicho el obispo Casaldáliga. El informe AROPE señala que hay más de 811.000 canarios en riesgo de pobreza y exclusión, lo que supone el 36% de la población, de la que 373.600 está en pobreza extrema. Hace poco hemos celebrado el 20 aniversario del fallecimiento del alcalde de Santa Lucia, Camilo Sánchez, un cristiano ejemplar, que en una carta escrita en su lecho de muerte nos dejó un legado espiritual, que resume, con pasmosa exactitud, el mensaje que trato de transmitir en este artículo: “Que la lucha solidaria por los más empobrecidos de la tierra siga siendo el referente y la luz que nos lleve a la senda del Padre, y el faro que oriente las mejores decisiones para nuestro mundo”.
Cuando por mi edad empiece a andar las últimas curvas del camino para comparecer ante Jesus de Nazareth, me angustia que no haya hecho todo lo humanamente posible para paliar la pobreza y el dolor de los pobres, aunque haya cumplido los Mandamientos, como le sucedió al joven rico del evangelio de San Mateo, y aunque sienta una insoportable piedad por el sufrimiento de la humanidad, pero tengo esperanza en la Misericordia de Dios, a la que el Papa Francisco le ha dedicado una Carta Apostólica, y Juan Maragall esta hermosa estrofa del Cant Espiritual: "Y cuando llegue la hora tenebrosa / En que nuestros ojos se cierren / Ábreme, Señor, otros más grandes / Para contemplar tu inmensa misericordia”.