domingo, 25 de marzo de 2007
CAMILO SÁNCHEZ: ALCALDE MILITANTE
SU CARTA DE DESPEDIDA Queridos amigos y amigas: Iniciado ya el camino de mi último viaje, tras la visita inevitable de la muerte, quisiera que esta despedida fuera como un fuerte abrazo. Me voy con la satisfacción de haber podido trabajar junto a todos ustedes, tanta gente de dentro y fuera del municipio, para mejorar nuestra ciudad. Siento que queda mucho trabajo por hacer, pero tengo la certeza de que todos, cada uno desde su responsa bilidad y su puesto en la comunidad, seguirá colabo rando en la tarea de hacer de Santa Lucía una ciudad más humana, donde todos sus habitantes puedan vivir con la dignidad que todo ser humano merece. Me voy también con la tristeza de dejar un mundo donde la mayoría de los seres humanos sigue sufriendo el hambre, las enferme dades evitables, las injusticias y la guerra...; un mundo donde el abismo entre ricos y empobre cidos se ha ido agigantando en este casi medio siglo que me ha tocado vivir. Pero parto también con la esperanza de que la acción transformadora del mundo está en marcha con muchos hombres y mujeres que en este tiempo he conocido. ¡Qué la lucha solidaria por los más empo brecidos de la Tierra siga siendo el referente y la luz que nos lleve en la senda al Padre, y el faro que oriente las mejores decisiones para nuestro mundo! Santa Lucía, 4 de Enero del año 2001, Camilo Sánchez Benítez.
Si deseas el libro que “Voz de los Sin Voz” a realizado sobre su vida (108 páginas) Puedes solicitarlo en: pedidos@solidaridad.net o en Avda. Monforte de Lemos 162. Librería Dersa, 28029, Madrid, España. Tef: 91.3734086. La colaboración económica de 1,5 euros. Frente a la censura que suponen los precios , principalmente ocasionada por el circuito comercial establecido en este sector, agradecemos a los autores y trabajadores que hacen posible VOZ DE LOS SIN VOZ la gratuidad con que desempeñan sus funciones. El libro sigue siendo un artículo de primera necesidad en la cultura de los pueblos y debe ser tratado como tal y no como instrumento de negocio...
Los obispos canarios relacionan inmigración con injusticia social
Los obispos de las dos diócesis de las Islas Canarias, monseñor Francisco Cases, obispo de Canarias y monseñor Bernardo Álvarez, obispo de Tenerife, se han pronunciado de forma conjunta sobre el tema de la inmigración, denunciando las «injustas reglas de la economía mundial, que han condenado a África a la pobreza y el olvido» y se refirieron a los dos desembarcos: «el del inmigrante en Canarias y el del empresario en África, que no están desvinculados».
Según informa la agencia de noticias Veritas, ambos prelados participaron en un coloquio que tuvo lugar en Las Palmas de Gran Ganaria, organizada por el Instituto Superior de Teología de las Islas Canarias (ISTIC) y el aula Manuel Alemán de la Universidad de Las Palmas. Los obispos canarios criticaron el enfoque predominante en el tratamiento de la inmigración, «no sólo en lo que respecta a la xenofobia o el rechazo al extranjero», sino también el discurso «aparentemente bienintencionado que defiende la necesaria mano de obra inmigrante para mantener la economía de las sociedades opulentas de consumo».
Refiriéndose a su experiencia personal en Burkina-Fasso, monseñor Cases puso el acento sobre lo que significa literalmente «morirse de hambre» y consideró que «las situaciones de neocolonialismo europeo e internacional sobre África son las verdaderas causas de la inmigración desesperada».
Los obispos canarios indicaron que son pocos los medios de comunicación que se percatan de lo que está en juego esencialmente, «el futuro de África»: «África y su pobreza son el tema principal que debe ocupar en este contexto al cristiano». En ese acercamiento «urgente» a África, «se hace central la solidaridad y la cooperación religiosa, social y espiritual con el Islam, lo cual implica también señalar las posibilidades que tienen los países islámicos de colaborar en la erradicación de la pobreza en el norte de África», aseguraron.
Monseñor Cases concluyó recordando que «la responsabilidad y hospitalidad del necesitado más allá de los cuarenta días que permanecen en los centros de internamiento son tareas ineludibles para los católicos».